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Un poco de historia: El Día del Trabajo y la influencia del periodismo

"Entre la lista de principales dirigentes de la clase obrera, debe figurar el Arbeiter Zeitung, periódico anarquista que jugó un papel importante en el movimiento obrero", dijo el profesor Manuel.
Día del Trabajo. (Dynamic Graphics/Thinkstock)

El Día del Trabajo, fecha en que los trabajadores acostumbran desfilar y manifestar con autorización oficial sus inquietudes laborales y sus demandas más sentidas, los periodistas deben encabezar la marcha con el legítimo orgullo, ya que fue el Arbeiter Zeitung, el periódico que desplegó una actividad más febril en favor de las primeras conquistas del pueblo trabajador.

Junto a los nombres de Pearsons, Fielden, Schwab, Spies y otros más considerados como los principales dirigentes de la clase obrera, debe figurar el de este periódico anarquista.

Todo comenzó en 1876, en la ciudad de Baltimore, al fundarse el Partido Nacional Obrero, que se propuso “ejercer toda la fuerza necesaria para obtener que el día del trabajo fuera solamente de ocho horas”.

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Eso deben saberlo no solo los trabajadores sindicalizados, sino los estudiantes de los distintos niveles y los niños que no van a la escuela, ya que conociendo el sacrificio de estos luchadores se valorara en su justa dimensión en sí.

“El trabajo”, decía el Ingeniero Vasconcelos, “es agente que perfecciona y fortalece al espíritu”.

Esta demanda de ocho horas de trabajo diario fue apoyada, un año después (1877) por una organización de Ginebra, Suiza, llamada “Primera Internacional de Trabajadores”.

Muchos de los dueños de las fábricas de Norteamérica, no estuvieron de acuerdo con esta aspiración y fue entonces que la “Federación Americana de Trabajo”, acordó en 1884 estallar una huelga de trabajadores dos años después, precisamente el 1º de mayo, si no se lograba la jornada laboral máxima de ocho horas.

Los industriales del norte de Estados Unidos se mostraron intransigentes, así que, en la fecha acordada, cincuenta mil trabajadores empezaron con sus marchas y mítines y declararon la huelga.

“Ya está echada la suerte”, había escrito Spies, “el primero de mayo, cuya significación y trascendencia apreciara el porvenir, ha llegado…”

VENCER O MORIR

Vencer o morir fue la consigna y no hubo transacciones vergonzosas como ahora se estila.

El cuatro de mayo murieron dos obreros y un policía. (Esto deben saberlo los estudiantes que se alegran porque habrá suspensión de clases, pero no que muchas veces no saben ni porque).

Los ánimos estaban enardecidos y a ello contribuyo el periódico Arbeiter Zeitung, el que, al fin hecho trabajadores, publicaba con sus letras más visibles el siguiente llamado a los trabajadores para que asistieran el 4 de mayo de 1886, al mitin organizado:

TRABAJADORES!!!

La guerra de clases ha comenzado. Ayer se fusilo frente a la fábrica de MacCormick. ¡Su sangre pide venganza!

¿Quién podrá dudar que los tigres están ávidos de la sangre trabajadora?

Pero los obreros no somos un rebaño.

Al terror blanco respondemos con el terror rojo. ¡Es preferible la muerte a la miseria!”

El 5 de mayo murieron más de ochenta trabajadores ante las balas disparadas por la policía.

También hubo obreros detenidos: Oscar Niche, Samuel Fielden, August Spies, Albert R. Pearsons, Michaels Schwab, Luis Lingg, George Engle y Adolph Fischer. El primero fue condenado a 15 años de prisión, los otros, a la horca.

Spies y Pearson eran periodistas, Schwab, un escritor.

Escrito especial para 12 News por Manuel Ignacio Espinoza González.

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